Trato de enlazar palabras
que con lágrimas salen de lo más profundo de mi alma.
El 6 de Enero nos dejó mi
madre, hace un año aún la tenía. Se habrá reunido con mi padre, tíos, y otros
familiares que, con toda seguridad acudieron a recibirla, lo mismo que sus
padres, a los que tanto quiso y tanto la quisieron. Y habrá emprendido una
nueva etapa con la satisfacción del deber cumplido. El fardo de la vida quedó
atrás para ella, y sentirá su alma ligera, libre, sin limitaciones, enviándonos
sus recuerdos y su amor.
Y recibirá
nuestros pensamientos cariñosos que acariciarán su rostro...
Te llevo en cada latido de mi corazón, en cada
lágrima, en cada suspiro. Tu recuerdo continúa plasmado en mi memoria y por eso
quiero decirte: "Siento que todavía estás aquí, no te has ido y nunca
te irás te siento a mi lado contemplándome".
No has muerto para mí, porque no se muere cuando
el corazón deja de latir, se muere cuando los recuerdos dejan de existir y tú
sigues viva para todos, y sigues viva especialmente para mí.
La pérdida de
una madre es algo imposible de describir o explicar. Es como si un trozo de tu
corazón te faltara. Nada es igual y todo es diferente. Toda suerte de
pensamientos, recuerdos y sentimientos se unen para producir un sentimiento
nuevo, algo jamás experimentado en el pasado y difícil de repetirse durante el
curso de la vida.
Hace un año
murió mi madre. Desde ese momento me siento muy diferente. Es la sensación de
estar incompleta, la sensación de que algo falta, un vacío inexplicable. El
amor, apoyo y cariño recibidos de tantas personas que me quieren y me aprecian
y que respetan el dolor y el sufrimiento producen alivio y paz y a su vez
dilatan el cierre de esta herida tan profunda.
Hace un año
murió mi madre. ¡Qué frase tan breve! ¡Y qué fácil de pronunciar! Sólo seis
palabras. Pero, ¡cuántas cosas significa y contiene, y cuántas cosas cierra y
concluye! ¡Qué cúmulo de pensamientos y de emociones se amontonan en mi memoria
y pugnan en estos instantes por ocupar mi mente y mi corazón!
¡Cuántas
escenas vividas, cuántas situaciones, cuantos acontecimientos, cuántos
sacrificios, sobresaltos, y cuántas alegrías, satisfacciones y risas en los
buenos momentos!
Al margen de
sentimentalismos, sé y puedo afirmar con orgullo, que mi madre ha cumplido. Ha
cumplido como hija, como hermana, ha cumplido como esposa, como madre, como
abuela y ha cumplido como amiga.
Es
impresionante pensar que, entre todas las madres posibles, fue ella la que
prestó oídos al deseo de nacer de mi hermano y mío, y nos ofreció su seno y su
sangre y su amor para toda una vida, y surgimos
de ella y fuimos causa de sus ilusiones y sus miedos, de sus alegrías y sus
tristezas, vivencias que nunca pude ni podré recordar porque se pierden en ese
tiempo sin memoria que es la infancia. Esos años y esas vivencias eran
patrimonio exclusivo suyo y se los ha llevado consigo.
Éramos su
triunfo y su razón para vivir y sentirse más que feliz por seguir viviendo. Fue
la persona más buena que jamás conocimos. Todo lo que somos se lo debemos a
ella. Le damos las gracias por todas las cosas que nos dio y nos enseñó. Mi
madre era y es nuestro ejemplo a seguir. Un ser con el corazón puro y limpio,
lleno de bondad, amor y ternura. Con tu ausencia siento un profundo dolor y tristeza al no tenerte ya
a nuestro lado. Pero nos has dejado tu legado de amor, entrega, valores y
ejemplos de sacrificio, para recordarnos que la vida sigue.Damos gracias por habernos puesto en tu vida y permitirnos disfrutar de cada momento contigo. Se me quedan cortas las palabras, pero mi amor por ti es inmenso. Y conforme pasan los días, me doy cuenta de que aunque tú no estés mi amor por ti aumenta y cada día te quiero más. Y al despertar y darte los buenos días allá donde estés, te digo: “Mamá, cuánto te quiero”
Curiosamente, a los padres sólo se les llega a comprender, a valorar y a estimar con justicia, cuando se es padre o madre y más especialmente cuando nos dejan. ¿Y yo? ¿Hice lo posible por hacerla feliz? ¿Le creé problemas, le suscité preocupaciones? ¿Supe valorar y agradecer lo que, como madre me brindó siempre, sin esperar compensación?
Ahora ya es tarde para hacer lo que no hicimos y para deshacer lo hecho. Ya no podemos modificar nada. Ni explicar nada. Ni justificar nada. Pero sí podemos agradecer, recordar, elevar el corazón, sentir su contacto, oír el eco de su voz y revivir sus consejos, siempre acertados...
Hace un año murió mi madre. Y con ella murió una parte importante de mí misma. ¡Qué terrible sentimiento el de la orfandad! Porque, aunque ya mayor, gastada y cansada, seguía siendo ella y a mí aún me parecía hermosa y llena de vida... y estaba ahí, al alcance de mi mano…
Es tan reconfortante
poder comprobar cuántas personas la conocían y que era querida por todas ellas.
Todos me dicen lo mismo
al hablar de ella: ¡qué buena era tu madre, un alma de Dios! ¿Acaso hay mayor
satisfacción y orgullo para una hija que le digan eso de su madre?Madre, Mamá, has dejado en nuestros corazones el recuerdo de amor más hermoso que alguien puede tener, pensaremos en ti cada día porque tu memoria ha quedado muy dentro de nosotros y siempre vivirás en nuestros corazones.
Serás la luz de nuestros ojos, la razón de nuestras sonrisas, el motivo de nuestras alegrías y nuestro ánimo para seguir adelante. Nos llenas como nada ni nadie lo hará, porque Madre solo hay una. Tú eres siempre serás como una luz en la oscuridad.







